A continuación pondremos un cuento muy conocido, sobre el que Pablo T. nos ha recopilado su propia versión, contada en este caso por su madre. Es muy probable que cada uno tenga aquí su propia versión, si quieres puedes dejarnos la tuya en comentarios
El lobo y los siete cabritillos
Había una vez una
cabra que tenía siete cabritos. Un día necesitaba ir al mercado a buscar
comida, y le dijo a sus hijos:
- Hijitos, voy a ir
al mercado a por comida, tened cuidado con el lobo.
No había pasado mucho
tiempo, cuando alguien llamó a la puerta, diciendo:
- Abrid, hijitos,
soy vuestra madre.
Pero los cabritillos,
al oír una voz tan ronca, se dieron cuenta de que era el lobo y dijeron:
- Tú no eres nuestra
madre; ella tiene la voz suave y la tuya es ronca.
Entonces el lobo fue
a por huevos para aclararse la voz y luego volvió a llamar en la puerta de los
cabritillos diciendo:
- Abrid, hijos míos,
soy vuestra madre.
Los cabritillos dijeron:
- Enséñanos la patita
por debajo de la puerta.
El lobo se la enseñó y ellos dijeron:
- Tú no eres nuestra madre, ella tiene
la patita blanca
Entonces el lobo fue
a buscar harina para blanquear la patita.
Por tercera vez fue
el malvado lobo hasta la casa de los cabritos, llamó a la puerta y dijo:
- Abridme hijitos soy
vuestra madre.
Los cabritillos
dijeron:
- Primero enséñanos
la patita por debajo de la puerta.
Entonces el lobo
enseñó su patita por debajo de la puerta y, cuando los cabritos vieron que era
blanca, creyeron que lo que había dicho era cierto, y abrieron la puerta. Pero
entonces entró el lobo. Y se comió a todos menos al más pequeño, que se
escondió dentro de la cajita del reloj. Una vez que el lobo se comió a todos,
se acostó debajo de un árbol y se quedó dormido.
Muy poco después volvió la mamá, empezó a llamar
a todos sus hijos, ¡Hijos mios, hijitos! Solamente contesto el más pequeñito, - Mamaíta, estoy metido en la caja
del reloj.
La madre lo sacó de
allí, y el pequeño cabrito le contó lo que había sucedido, diciéndole que había
visto todo desde su escondite. La mamá cabra lloró desconsoladamente por sus
pobres hijos.
La mamá cabra dijo, - hijito vamos a buscar al
lobo. Fueron a por el lobo y estaba dormido, y le abrieron la barriga para
quitar a los cabritillos y le pusieron piedras dentro de la barriga y luego la
mamá le cosió la barriga.
Cuando el lobo se
despertó, se levantó, pero, como las piedras que tenía en la barriga le daban
mucha sed, se fue al río para beber agua.
¡Qué sed tengo! Seis
cabritos me comido y ahora parecen piedras
Al llegar al río para
beber el peso de las piedras lo arrastraron al fondo, ahogándose como un
miserable. Cuando los siete cabritos lo vieron, fueron hacia allá corriendo,
mientras gritaban:
-¡El lobo ha muerto!
¡El lobo ha muerto!